Poblamiento humano, territorio y cambios ambientales durante el final del Paleolítico superior (OIS 2) en el sector central de la Cordillera Cantábrica

LA CUEVA DE LA LLOSETA

Situación y características

La cueva de La Lloseta se halla en la localidad de Ardines, a 75 m s. n. m. y a menos de 200 m en línea recta a la orilla del Sella y a unos 600 m de la playa de Santa Marina. Se trata de una gran cavidad kárstica que se desarrolla en el macizo de Ardines y forma parte del sistema kárstico de Ardines/cuenca del río San Miguel. La boca de la cueva es de grandes dimensiones (6/7 m altura, 12 m anchura), orientada al SO y da acceso a un amplio vestíbulo (500 m2) con derrubios de ladera y bloques desprendidos de la visera, desde el que parten a derecha e izquierda dos galerías. La primera se interna de manera ascendente hacia el E unos 12 metros hasta finalizar en una pequeña sala con restos de yacimiento que se aprecian entre un caos de bloques (galería de los Bloques), mientras que la segunda (galería de Tránsito), que se abre hacia el O, desemboca y queda colgada unos 10 m sobre una galería inferior (galería Principal inferior). Se trata de una galería de grandes dimensiones que, tras un recorrido de unos 500 m finaliza en un estrechamiento que da paso, a su vez, a una sala que comunica mediante una sima de 20 m, con el sistema de Tito Bustillo-La Cerezal (sala de los Caballos o Terminal).

Historia de las investigaciones

La Lloseta fue descubierta e investigada por primera vez, bajo el genérico nombre de Cueva de Ardines o cueva del Río de Ardines, por Eduardo Hernández-Pacheco (EHP) en 1913 y excavada en 1915 o 1916, junto a La Cuevona y La Viesca. La cueva no se volverá a investigar hasta finales de la década de los años 50 del siglo XX de la mano de FJC, que excava la cavidad en 1956 sin identificarla como la excavada por EHP, aspecto este que se aclarará gracias al trabajo de Mallo et al. de1980. La siguiente intervención fue realizada en 1969 por GAC que tomó muestras en tres puntos de la cueva con el fin de obtener dataciones 14C que permitieran contextualizar el Asturiense. Entre los años 2000 y 2007, la cueva fue nuevamente estudiada por el equipo dirigido por R. de Balbín Behrmann (RBB) dentro de una visión general de la ocupación paleolítica del macizo de Ardines comenzado en 1999); además se realizó una prospección sistemática de la cueva que permitió identificar hasta 12 grupos con arte, si bien, algunas de las evidencias artísticas en la cueva habían sido publicadas por Mallo y Pérez en 1969.

Recientemente (2018, 2019, 2020), un equipo coordinado por uno de los miembros del equipo de trabajo del proyecto (AMV) está acometiendo una nueva intervención en el yacimiento y estudio de sus manifestaciones de arte parietal, tras realizar su cartografía (Martínez-Villa et al. 2022, en prensa), que le ha permitido localizar y limpiar las zonas de intervención de los investigadores anteriores.

Estratigrafía

La primera interpretación de la secuencia de la cueva la hizo EHP quien planteó dos fases diferentes: Mesolítico y Magdaleniense inferior. La intervención de FJC le permitió definir una secuencia estratigráfica que comenzaba con un nivel Solutrense final (nivel III), seguía con un depósito atribuido al Magdaleniense III (nivel II) y terminaba con estrato adscrito al Magdaleniense IV (nivel I), todo ello cubierto por una capa de tierra vegetal. En cuanto a los trabajos de GAC, este investigador muestreo el conchero, obteniendo dataciones en la pared E y en el techo de la cueva, que permiten advertir ocupaciones durante la fase antigua del Magdaleniense. Los trabajos de RBB y su equipo permitieron obtener en la galería del Tránsito una fecha de finales del Magdaleniense y comienzos del Aziliense pero sin asociación con materiales arqueológicos claros.

Las recientes investigaciones han permitido identificar dos zonas con restos estratigráficos claros. Por un lado, los testigos I-II-III, donde bajo un conchero se observan adheridos a la pared de la cavidad hasta quince niveles, algunos de los cuales contienen restos arqueológicos. Por otro, el sondeo A, situado al pie del testigo III, en donde se identificaron de techo a muro una primera capa (N 1) con aspecto removilizado, un segundo nivel (N2) formado por depósitos de arrastre desde el exterior de la cueva, y un tercer nivel (N3) de arcillas grises con abundantes restos de fauna e industria lítica del Magdaleniense inferior.