
Poblamiento humano, territorio y cambios ambientales durante el final del Paleolítico superior (OIS 2) en el sector central de la Cordillera Cantábrica
LA CUEVA DE LES PEDROSES

Situación y características
Se halla en El Carmen, a 75 m s. n. m. y a 3 km en línea recta a la desembocadura del río Sella y a 2 km a los acantilados de Tereñe). Se trata de una cavidad kárstica dentro del sistema El Cierro-Les Pedroses (Obeso et al., 2022). El espesor de roca de su techo es escaso en algunos puntos, por lo que las raíces de los eucaliptos plantados en el exterior llegan a penetrar en zonas del interior llegando a enraizar de nuevo en los sedimentos que tapizan su suelo.
Historia de las investigaciones
Historia de las investigaciones
La cueva de Les Pedroses, con su yacimiento y arte rupestre paleolítico, fue descubierta en otoño de 1956 por FJC al finalizar sus trabajos en la cueva de La Lloseta (Jordá Cerdá, 1976), gracias a las indicaciones de José Ruisánchez Rodrigo, vecino de El Carmen. En noviembre de 1956 FJC realizó una campaña de excavación en su yacimiento constatando la presencia de materiales mesolíticos asociados a un conchero, así como restos cerámicos neolíticos (Jordá Cerdá y Mallo Viesca, 2014). En 1969 G.A. Clark (GAC) realizó un pequeño sondeo en el conchero holoceno de la entrada (Clark, 1976).
En la actualidad, un equipo coordinado por uno de los firmantes (AMV) ha realizado la limpieza de las superficies y cortes del yacimiento, la cartografía del mismo y una serie de microsondeos, con objeto de localizar la zona de intervención de FJC, que debió estar situada a unos 3,5 m por encima del suelo actual en la pared E, justo sobre la actual puerta.
Estratigrafía
Establecer la estratigrafía de Les Pedroses resulta complejo dadas las características de los cortes existentes distribuidos por diferentes sectores de la cavidad.
En el Sector I, situado al fondo del vestíbulo, la limpieza de un corte de un antiguo sondeo saqueado permitió documentar, protegidos bajo una costra calcárea (Unidad Estratigráfica PE.I.1), al menos dos niveles con abundantes restos de fauna de macromamíferos, peces y malacofauna y algunos restos líticos. El nivel inferior (PE.I.3), más potente, contiene varias capas de ocre de 1 o 2 cm de espesor y 10 a 15 cm de extensión, que se alternan con otras, más finas, ricas en carbón vegetal.
En el Sector II, situado en el entronque entre la Galería I y II, se observan restos arqueológicos dispersos por su superficie de aspecto similar al Sector I pero no se ha actuado en él.
El Sector III, ubicado hacia la pared O, entre el fondo del vestíbulo y la entrada, contiene varios testigos del yacimiento rellenando oquedades del sustrato rocoso y en él la actividad furtiva ha destruido parte del registro. La limpieza de dos cortes (A y B) proporcionó abundante material en superficie relacionable con los niveles de ocupación de cada sección estratigráfica. En ambos cortes se documenta un nivel pardo-oscuro de unos 20 a 25 cm de espesor con cambios importantes en cuanto a los restos de fauna marina, principalmente Patella vulgata y Littorina littorea de gran tamaño y muy abundante. Del corte B se extrajo un lápiz de ocre de 5 cm con intensas marcas de uso.
En el Sector IV, situado en la parte derecha del vestíbulo, en el extremo final del conchero localizado en la entrada (Sector V), bajo una colada estalagmítica aparece un nivel oscuro, de 25 cm de potencia, con abundantes clastos calizos de 1 a 3 cm de tamaño que se intercala entre dos coladas calcáreas que se inclinaban hacia el SO. En la limpieza somera del corte se recuperó un arpón de doble fila de dientes, propio del Magdaleniense superior-final.
El Sector V se sitúa en la zona E y se identifica con la zona de intervención de FJC (1956) y GAC (1976). Se trata de una brecha con restos de conchero al pie de la cual se encuentra una gran cata. Una parte parece que fue excavada en aquel momento y suponemos que al mismo pertenecen dos bloques con abundante malacofauna depositados en el MAA en 1956 que presentan una matriz similar a la del afloramiento. La brecha tiene entre 20 a 30 cm de espesor y buza siguiendo la inclinación natural del suelo rocoso de la cueva, al igual que el resto de los niveles sedimentados en este sector. Contiene abundante Patella sp. de pequeño tamaño, Phorcus lineatus, Mytilus edulis, Ostrea edulis y Paracentrotus lividus. Una parte descansa sobre una costra estalagmítica que se extiende hacia el Sector IV y otra sobre un nivel de matriz oscura (hacia la entrada). Se refrescó la sección visible para determinar la secuencia estratigráfica compuesta por diez unidades cuya base parece apoyarse sobre la roca del fondo de la cueva, algunas de ellas articuladas en varios subniveles, con ocupaciones magdalenienses y mesolíticas.
Finalmente, el Sector VI abarca toda la boca de la cueva y la pared O, en donde se observa un gran sondeo (1956) de 8 m2 y que va desde la misma boca de la cueva hasta un testigo de conchero adosado a la pared. El corte S muestra un potente nivel de derrubios de ladera y bloques de mediano tamaño (boca de la cavidad). Hacia el interior se observan restos de la ocupación holocena que parecen descansar sobre un nivel de arcillas amarillentas. La limpieza de la zona que permitió la recogida de material lítico entre el que destaca un pico asturiense y dos cantos yunque-percutor similares a los conservados en el MAA.

