
Poblamiento humano, territorio y cambios ambientales durante el final del Paleolítico superior (OIS 2) en el sector central de la Cordillera Cantábrica
LA CUEVA DE EL CIERRO

Situación y características
Se encuentra en Fresnu, a 83 m s. n. m., del que dista hoy en día 3,1 km en línea recta a la desembocadura del río Sella y 2,1 km a los acantilados de Tereñes. Es una cavidad kárstica subsuperficial, senil y muy degradada, afectada por el desarrollo superficial de dolinas que llegaron a cortarla, que forma parte del sistema kárstico del río del Cierro. El techo de la sala principal, donde se encuentra el yacimiento, está parcialmente desplomado dando lugar a una ventana cenital que permite la entrada de la luz solar. En el momento de su descubrimiento, la sala principal y su prolongación hacia el E y S se encontraban parcialmente colmatadas por depósitos arqueológicos coronados por un conchero.
Historia de las investigaciones
En 1958 FJC realizó la primera visita a la cueva de El Cierro y, entre los meses de junio y julio de 1959, excavó en la sala principal o de la ventana cenital, donde identificó dos niveles de conchero en la parte superior de la secuencia y un total de ocho capas con abundantes materiales arqueológicos bióticos y abióticos en la parte inferior de las cuales, de la 2ª a la 5ª se asociaron al Magdaleniense y Solutrense. Los materiales de esta primera intervención fueron estudiados por el propio FJC y por otros investigadores lo que ha permitido precisar los periodos a los que se adscriben las diferentes ocupaciones. Estos restos arqueológicos se encuentran depositados en el MAA. En 1969 G. A. Clark muestreó el conchero del que obtuvo una datación 14C a partir de un fragmento de carbón que indica una ocupación de finales del Paleolítico superior.
Entre 1977 y 1979 FJC y AGF limpiaron y realizaron una excavación vertical siguiendo el buzamiento de los niveles en el antiguo testigo de las anteriores excavaciones de FJC conservado en la pared N de la sala principal, que les permitió precisar la secuencia estratigráfica y excavar los estratos más recientes (hoy denominados unidades Cierro F, Cierro G y Cierro G1) ubicados por debajo del conchero inferior, en un área de 2 x 0,6 m y 50 cm de espesor. Todos los sedimentos extraídos durante la excavación fueron cribados con tamices de entre 5 y 2 mm de luz y también se tomaron diferentes muestras de toda la estratigrafía para poder precisar las ocupaciones de la cavidad. El resultado de estas investigaciones, sin embargo, no llegó a publicarse, exceptuando el artículo en el que se dio a conocer el hallazgo de un hueso grabado con representaciones de animales. Todos los materiales arqueológicos de estas intervenciones fueron depositados en el DPHAA-USAL, donde están siendo estudiados actualmente desde el año 2012.
Entre 2014 y 2019, un equipo liderado por dos de los firmantes (EAF y JFJP) ha realizado diferentes campañas de intervención en El Cierro, en las que se levantó el plano topográfico de la cavidad y se hicieron intervenciones arqueológicas (limpieza y refresco de cortes) en la sección estratigráfica de las excavaciones anteriores (pared N) situada en la sala principal de la ventana cenital (“perfil estratigráfico de las excavaciones antiguas”), a partir de la cual se ha obtenido la secuencia litoestratigráfica del yacimiento, siguiendo los esquemas estratigráficos realizados en su día por dichos investigadores y los comentarios plasmados en el diario de campo de MHG de esos mismos años (Consultados por cortesía de Pilar Vidal y Marco de la Rasilla, a quienes damos las gracias)..
Estratigrafía
La sección N, de dirección EO y que aparentemente se apoya sobre las calizas del sustrato, ofrece la secuencia estratigráfica del yacimiento formada por catorce unidades sedimentarias denominadas de muro a techo Cierro N a Cierro A, las diez inferiores de carácter siliciclástico, cuyo origen está relacionado con flujos plásticos en la base que pasan a flujos laminares de escasa energía, con aportes de pequeños clastos por gelifracción y caídas gravitacionales de grandes bloques, mientras que las cuatro superiores son organogénicas (concheros), cuya formación está ligada a los aportes antrópicos que configuran dos concheros superpuestos cementados por carbonatos (Jordá Pardo et al., 2018a y b).
La descripción detallada de la secuencia estratigráfica de El Cierro y su representación gráfica pueden obtenerse en Álvarez-Fernández et al. (2018, 2022) y en Jordá Pardo et al. (2018a y b). Se trata de uno de los depósitos más completos de la región cantábrica, con cronologías que abarcan desde finales del Pleistoceno a comienzos del Holoceno y ocupaciones adscritas al Musteriense, Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense superior, Magdaleniense inferior, Aziliense y Mesolítico. Además, se intervino en las entradas S y E, donde se reconocieron ocupaciones datadas durante el Mesolítico.

